El desconocido valor de la humildad

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La humildad es un concepto que está bien visto. Suena muy bien. Es como una habilidad que todo el mundo debe dominar para ser mejor persona, y sin duda es así. Muy pocos dirían que la humildad no es necesaria y que lo correcto es la arrogancia o la soberbia. Pero hoy en este post quiero ensalzar la humildad como un valor humano primordial, fuera de tópicos y de palabras que se vuelven comunes por el mero hecho de ser políticamente correctas.

Y es que la humildad es una cualidad que en pocas ocasiones la ponemos en práctica. Las personas que perseguimos metas y objetivos en nuestras vidas tenemos que tener la convicción de que somos buenos en lo que hacemos y que tenemos grandes habilidades para alcanzar nuestros objetivos, de lo contrario sería imposible. Las empresas y sus profesionales deben convencerse de que sus servicios o productos son de los mejores del mercado. Y esta actitud de creer ser bueno/a o porque no decirlo, de creer ser el mejor en lo que desempeñamos no es censurable, porque es el primer paso para lograrlo.

Entonces, ¿qué lugar ocupa aquí la humildad?, ¿de qué forma interactúa en nuestras ambiciones y sueños?

Este es el enfoque que quiero ofrecer hoy. La humildad es un valor primordial y de los más valiosos que tenemos. Pero la humildad no debe ser un freno hacia nuestros sueños, al contrario, debe ser utilizada como un elemento potenciador. Porque nos pone los pies en la tierra sin dejar de tener la mente en el cielo. Porque nos devuelve una dosis de realidad en un mundo en el que muchísimas personas quieren abrirse un hueco en la misma parcela que nosotros. La humildad nos hace tomar conciencia de que somos una pequeña parte de un inmenso lugar llamado mundo, una pequeña gota en un océano, pero que sin esa gota el océano no sería el mismo.

Nuestros pensamientos deben apuntar alto, muy alto. Porque son nuestros pensamientos los que nos van a acercar o alejar de nuestros sueños. Y desde la altitud de nuestros pensamientos lograremos dar forma a nuestros objetivos y lograrlos. Soñar es algo muy energizante y positivo. Que nadie te arrebate tus sueños.

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Pero tener grandes aspiraciones no está reñido con saber que siempre tenemos que estar al pie del cañón, aprendiendo, mejorando, aprendiendo, escuchando, aprendiendo, experimentando, aprendiendo, cambiando, y sobretodo, aprendiendo. La humildad nos sitúa en esta actitud, en la actitud de explorar el mundo y de conocer nuevos caminos. Esos caminos que hoy por hoy no estamos transitando pero que debemos contemplar que algún día los tomaremos, porque la vida es cambio. La humildad nos hace creer en que cualquier persona nos puede enseñar algo nuevo y distinto que aporte valor a nuestra experiencia. Y cuando te abres al aprendizaje desde la humildad, estás creando la posibilidad de que en tu vida entre riqueza y experiencia que puedes sumar a la que ya tienes, y catapultar tus pensamientos y tus emociones hacia tus objetivos.

Ser humilde es mucho más que ser buena persona y políticamente correcto. Ser humildes nos abre posibilidades de mejora, nos transforma en personas agradecidas, y nos hace crecer en base a la experiencia y el aprendizaje.  Puedes ser una gran persona y a la misma vez estar perdiendo oportunidades de mejora por no ser lo suficientemente humilde, y puedes ser tan humilde que no creas en ti mismo/a lo suficiente.

Me encantará ver tus comentarios sobre lo que piensas acerca de la humildad.

Que disfrutes de tu dia. Un gran abrazo

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