La auténtica belleza no está en el interior

Buenos días querido lector. ¿cómo te sientes hoy? Personalmente me siento emocionado. El 5 de noviembre hará 1 año que retomé mi actividad en este blog y la vida me pide dar un cambio a esta plataforma. Han sido 52 semanas en las que cada una de ellas he escrito una media de 900 palabras, desde el compromiso, la ilusión y la pasión hacia el crecimiento personal. Pronto haré un resumen de lo que ha sido para mí este año, y te contaré las novedades. Te adelanto que estaré una temporada sin escribir nada con el objetivo de reflexionar y dar un nuevo enfoque a este proyecto.

Hoy quiero compartir contigo el tema de de la belleza física. Personalmente he tenido que trabajarme mucho mi autoestima y mi autoconcepto debido a unos cuantos complejos relacionados con mi físico que me han acompañado durante muchos años, y me han impedido ser feliz tal y como soy. Poco a poco he logrado mirarme al espejo y gustarme con mis defectos y mis virtudes. No ha sido fácil, te lo reconozco, han sido muchos años de pensamientos negativos y de críticas hacia mí mismo. Te cuento que he aprendido.

Desgraciadamente nuestro concepto de belleza física se basa en comparaciones, y para esto, los medios de comunicación son el foco donde giran todas las comparaciones. En la televisión y las revistas suelen idolatrar a modelos, personajes famosos e iconos de la moda que tienen cuerpos delgados y caras sin ningún defecto aparente. Estos estándares son la excelencia y a partir de ahí no podemos evitar compararnos y posicionarnos como guapos o feos.

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Curiosamente no existe un vocabulario intermedio en toda esta jerga, o eres guapo/a o eres feo/a. Como mucho se le añade la terminación -isimo, pero ahí se queda. ¿No te parece absurdo? Existen tantas opciones de belleza como personas hay en el mundo y acabamos reduciendo todo el abanico de posibilidades a la mínima expresión. Por todo esto, te propongo que nos esforcemos en tener en cuenta todas las formas de belleza posibles, y si tenemos que juzgar que sea desde una base amplia base de opciones de belleza.

Pero aun así considero que seguiremos teniendo dificultades para superar nuestros complejos e inseguridades en base a las comparaciones de las que te hablaba antes. Acabamos por creernos que somos poco agraciados físicamente (feos), compramos ese estigma desde muy jóvenes y a partir de ahí nos escondemos. Intentamos esconder nuestros defectos, huimos del espejo y constantemente pensamos en el que dirán. Este es uno de los mayores sufrimientos que puede experimentar el ser humano, la sensación de que no está a la altura de los cánones de belleza y de que en consecuencia no encajará y será excluido.

He aprendido que el mito de que “la belleza está en el interior” no funciona. Es cierto que, en gran medida, lo que nos mantiene unidos a personas importantes es su forma de ser y su personalidad. Pero esta creencia no suele funcionar para superar ciertos complejos físicos. Se necesita algo más potente y transformador que una frase bonita. En mi opinión, necesitamos cambiar nuestras creencias sobre la belleza y darle un sentido mucho más positivo, sin agravios comparativos, tomando conciencia de que el mundo nos valorará por algo mucho más grande que nuestra apariencia física.

Cuando me daba cuenta de que me estaba maltratando a mí mismo con pensamientos negativos sobre mi aspecto físico, me forzaba a buscar referentes de personas que habían logrado una vida de éxito y satisfacción siendo personas “feas” según el estatus quo. Y me preguntaba, ¿cómo han logrado ser aceptadas y valoradas?, ¿qué hacen esas personas para que su físico no les limite, sino que además les potencie? Veía a todas esas personas hablando y solo me venía una respuesta. Confianza. Esas personas transmitían una dosis de confianza altísima, se les veía seguras de sí mismas, hablando con claridad y gesticulando con mucha fuerza y energía. Eran pura confianza en todo lo que hacían. Habían logrado confiar tanto en ellos mismos que transmitían esa confianza al mundo. Y todo eso a pesar de ser personas poco agraciadas en lo físico.

El mejor ejemplo que he encontrado es el de Lizzie Velásquez. Lizzie nació con una enfermedad degenerativa, y paso una infancia y una adolescencia difícil debido al bullying que sufrió. Es increíble su historia, como ha reinterpretado su situación para empoderarse, como lo cuenta con humor y alegría. Te recomiendo que veas su charla TED en YouTube.

Lizzie tiene una creencia potenciadora que me encanta. En un momento de su vida, le llegó una revelación en forma de toma de conciencia e integró el siguiente mensaje.

¿Quién te define?, ¿Quién tiene el poder de juzgarte? Si dejas que sea tu entorno el que defina tu aspecto físico estás condenado/a al sufrimiento.

Lizzie comprendió que cada uno de nosotros puede elegir sus propias opiniones sobre su aspecto físico. Podemos darle valor a lo bueno que tenemos y neutralizar todo lo malo. Podemos crear nuestro propio criterio de belleza y no utilizar el de personas que ni siquiera conocemos ni nos conocen.

La historia de Lizzie fue una gran inspiración para mí y para miles de personas en el mundo. Pero incluso antes de conocer su experiencia, y tras mucho reflexionar y darme cuenta de cómo funcionaba nuestro autoconcepto, tome conciencia de mi propia creencia potenciadora que desde hace algunos años me acompaña cada día, ayudándome a quererme y amarme más y más. Hoy quiero compartir contigo esta creencia, es la siguiente:

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Para terminar, me gustaría lanzarte un mensaje de esperanza y positivismo si eres de esas personas que se fija más en tus defectos físicos que en tus virtudes:

Eres belleza, eres una persona atractiva e interesante. Tus defectos son defectos porque has elegido que lo sean. Está en ti cambiar esto y encontrar la creatividad y el optimismo que necesitas para ver la belleza donde a día de hoy ves fealdad. Tu nariz, tus ojos, tu boca, tus dientes, todo eso son tus señas de identidad y dan forma a tu apariencia externa, nada más. Deja de compararte con cánones de belleza establecidos por otros y empieza a ver la belleza en ti como la ves en un paisaje o una puesta de sol. Crea tu propia definición de ser guapo/a y adáptala de forma que te potencie en lugar de que te limite. Y sobre todo, ámate a ti mismo/a, desde hoy. El mundo empezará a ver tu belleza cuando previamente la hayas visto tú. Será entonces cuando transmitas algo mágico que hará que la gente que te vea se quede impresionada e interesada y quiera saber como lo haces, como consigues esa seguridad y esa confianza que habla por encima de tu aspecto físico. Tú puedes lograrlo, tú eres capaz de amarte, busca todo lo bueno que tienes y ponlo en valor. Eres pura belleza.

Hasta pronto.

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