Siempre puedes elegir

Eres tú, y solamente tú, quien eliges cada minuto de tu existencia como quieres experimentar la vida. Necesitamos saber esto e integrarlo, nadie lo hará por nosotros. Elegimos nuestras emociones, nuestros comportamientos y nuestros pensamientos.

Quizás no lo creas, quizás esto te suene a chino y no estés de acuerdo, quizás no quieras seguir leyendo, te entiendo.

Yo también rechacé esto hace unos años, no quería aceptar que era yo el que elegía mi estado de ánimo y en consecuencia estaba siendo cómplice de mis resultados. No quería aceptar que mis inseguridades y mis miedos los estaba eligiendo yo como el que elige que ropa ponerse o que perfume comprar. No quería aceptar que si estaba siendo feliz era gracias a que lo había elegido yo, y no eran las circunstancias favorables ni las buenas rachas. Puedes estar 100 % de acuerdo o no, no importa, tú eliges.

No quiero tener la razón, ni quiero imponerte mi propia lógica. Ni se me pasa por la cabeza convencerte de nada si no te has tomado el derecho de experimentarlo y sacar tus propias conclusiones. Aquí también eliges tú, eliges tragarte todo esto sin masticar o eliges que quieres darle una oportunidad y digerirlo con calma, o eliges no hacer ni caso. ¿Ves?, siempre eliges.

Es fácil que estemos de acuerdo en que las personas somos independientes para elegir y nadie se nos puede o debe imponer sus elecciones. Pero esto va más allá de las decisiones convencionales de la vida, necesitamos ir más al fondo y saber que podemos elegir mucho más, perdón, podemos elegirlo todo. Podemos elegir los pensamientos negativos y los positivos, podemos elegir como nos sentimos pensando esto o aquello, podemos elegir qué hacer con esas emociones, y en última instancia podemos elegir la actitud y la respuesta hacia lo que nos viene de fuera, sea lo que sea. En todo este proceso eres tú el protagonista, el responsable de las elecciones.

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Responsabilidad 100 %. Esta es una de las mejores lecciones que me ha dado la vida y el crecimiento personal. No vale un 99 %, porque entonces culparás al mundo de ese 1% y lo que es peor, ese 1 % del que no te quieres responsabilizar será el inicio del 100 % de tus resultados. O todo o nada, no hay apuestas intermedias. Tú eres el único responsable de tus decisiones, de tus circunstancias y de tus reacciones. Puede sonar duro, lo sé, yo también lo he visto así.

El principal problema es que para muchas de las decisiones que elegimos ni siquiera sabemos si las tomamos, porque no somos conscientes de ellas. Es nuestro inconsciente el que las toma por nosotros, pero no dejamos de ser nosotros solo que se nos escapa a nuestro control, y al no poder controlarlo creemos que no va con nosotros. Pero que no tengas el control de tus pensamientos y emociones no quiere decir que no tengas acceso a todo ello. El inconsciente se puede reprogramar y lograr que juegue a nuestro favor, tarea ardua y complicada, pero realista.

Y supongamos que no quieres meterte en ese berenjenal, que no quieres entrar ahí porque te parece que no merece la pena o que es tan complicado que nunca lograrás aprender a dominarlo. Genial, yo tampoco quiero eso, yo tampoco quiero estar siempre pendiente de si mi subconsciente me ha jugado una mala pasada hoy pero mañana logrará vencerle. Es una guerra que todos tenemos perdida desde que nacemos.

Podemos hacer algo mucho más empoderado. Aceptar que, aunque no tengamos control sobre algunas de nuestras decisiones, siguen siendo nuestras. Salen de nosotros y pasan por todo nuestro sistema intelectual y emocional, por lo tanto, ¿de quién son si no? Este es el primer paso para empoderarte y ganar la batalla al victimismo, ser consciente de que todo empieza en ti, de que tu mundo exterior es el reflejo de tu mundo interior.

Y no olvides que el no elegir no existe. Elegimos siempre, por acción o por omisión.

Que tengas un gran día.

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