Todo esto no tiene mucho sentido

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Voy a ir al grano en este post. La vida está llena de “sinsentidos” y hoy he decidido hacer una lista de algunos de ellos, con el objetivo de que tomemos conciencia de en qué medida somos coherentes. La coherencia máxima pasa por pensar, sentir y hacer en la misma dirección. A ver que me sale:

  • Amar a alguien hasta tal punto que lo quieras para tí en exclusividad, y que creas que tienes el derecho de controlarle. Crees que por el hecho de estar contigo y quererte tiene que corresponderte siempre según tus expectativas. ¿Es esto amar de verdad?
  • Te gusta la idea de ser feliz pero solo experimentas algo parecido cuando llega el fin de semana, el siguiente puente, o las vacaciones tan deseadas. En el fondo crees que la felicidad es un destino, y mientras llegas o no llegas dices frases como “es lo que hay” o “algún día esto cambiará”.
  • Trabajas principalmente por la recompensa de la nómina mensual, es lo que te mantiene activo durante 8-10 horas al día, 5 días por semana. Puede que no te hayas planteado otros objetivos por los que desarrollar tu trabajo. Pasas la mitad de tu vida trabajando y quizás no has reflexionado en cómo aprovechar todo este tiempo para algo más que el premio mensual.
  • Te pones enfermo/a y le echas la culpa al clima, a los virus, a la edad o al pasado. Pero no has tenido en cuenta que en última instancia eres responsable de lo que haces con tu cuerpo, de lo que comes y de cómo lo tratas cada día. Has dejado en un segundo plano la importancia que tiene tu salud y quizás deberías cuestionarte si tus hábitos son los más adecuados para que tu cuerpo esté sano.
  • Crees que la vida son fases y cuando llegas a una fase ya no puedes hacer ciertas cosas. Llegas a una edad y ya no te puedes permitir algunas de las cosas que hacías antes. Crees que ya es demasiado tarde una vez que tienes hijos. Pero olvidas que muchas personas han logrado cosas en momentos de su vida en los que otras muchas pensaron que ya no podían.

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  • Sigues tu vida con algunas cuentas pendientes de solucionar. Crees que el tiempo lo cura todo, y no te falta razón, el tiempo es un gran aliado. Pero no sabes cuándo tiempo necesitas para enterrar por fin ese lastre que te está frenando, puede que sean unos meses o puede que sean muchos años. Mientras tanto tu pasado te acompaña, y hay cosas de tu pasado que no están todavía aclaradas.
  • Sigues pensando que hay que desconfiar de la gente y que cuando menos te los esperas te pueden traicionar. Y desconfías de todo, de cada persona, de cada oportunidad. Pero quizás no te has dado cuenta de que en el fondo de lo que desconfías es de no saber cómo gestionar las consecuencias de que algo salga mal.
  • Sabes que el tiempo pasa rápido y eso te agobia. Pero no te has parado a analizar en qué empleas tú tiempo. La vida te devuelve resultados a cambio del tiempo que empleas en cada área de tu vida. Te gustaría tener más tiempo pero no te das cuenta que empleas demasiado tiempo en cosas banales y sin significado.
  • Te han inculcado unos principios que crees que son inamovibles. Eres quien eres hoy gracias a tu familia y a tu entorno más cercano. Crees que debes seguir el mismo patrón porque si no te sentirás fuera del grupo, aislado y extraño. Pero no logras entender que tú eres único y tienes todo el derecho del mundo de tener tus propios principios y valores, aunque vayan en contra de lo que te han inculcado.
  • Crees que el sistema debe proporcionarte un “estado de bienestar” para que tú y los tuyos viváis tranquilos. Esperas que te den ciertas comodidades, ayudas o subvenciones simplemente por el hecho de ser persona. Pero no has descubierto que la comodidad es enemiga del crecimiento, que cuando más seguros nos encontramos menos nos movemos. Y lo cierto es que la vida que estamos viviendo es más incierta y cambiante que nunca.
  • Te mantienes aferrado a tus creencias y a tus métodos, porque crees que son los correctos. Claro, como a ti te ha funcionado debe funcionarle a los demás. Escuchas la opinión en contra de otra persona y te incomoda, porque piensas que puede tener razón a pesar de todo. Quizás no eres lo suficientemente humilde, pero pensabas que sí.
  • Te sientes genial mostrando cariño un niño pequeño, pero te incomoda hacer lo mismo con un adulto. Al niño le pides que te dé un beso de despedida, y al adulto le das la mano mirando hacia otro lado porque te incomoda. No sabes porqué pero conforme te haces mayor eres menos cariñoso con los demás.

Son algunos “sinsentidos” que la mayoría de nosotros experimentamos constantemente. Lo importante de esto es que nos demos cuenta de que muchas veces no actuamos conforme sentimos o pensamos. Lo ideal sería ser 100 % coherentes, pero muy pocas personas pueden decir que lo son. Quizás los yoguis de los templos Budistas, o eminencias como la Madre Teresa de Calcuta o Gandhi lo fueron, pero tú y yo no somos ellos ni hemos elegido pagar el precio que ellos pagaron.

Pero, ¿Qué te parecería si al darte cuenta de algunos de tus “sinsentidos” lograras cambiar algunas cosas en tu vida para volverte más coherente? Pequeños cambios simplemente, cuyo principal beneficio sea sentirte cada vez mejor contigo mismo/a.

Que tengas un gran día.

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