Tu bienestar pasa por detectar y cambiar tus creencias

 

Buenos días querido lector. Espero que estés disfrutando de esta maravillosa mañana de sábado. El buen tiempo ha llegado, al menos por esta zona de España y esto sin duda nos alegra un poco más los días. En primer lugar quería pedirte disculpas por no haber publicado mi post semanal el pasado fin de semana. Tuve que elegir centrarme en otros compromisos importantes que no podía postergar, acepté la realidad tal como vino y actué en consecuencia. Hoy retomo mi responsabilidad contigo y con este proyecto. Gracias por seguir ahí.

Hoy comparto contigo algunas reflexiones sobre las Creencias. Y es que vamos por la vida con nuestras preocupaciones y nuestros problemas y realmente creo que no le damos la suficiente importancia a las causas que provocan nuestra insatisfacción. Voy a hablar en tono negativo porque el cambio empieza por darse cuenta de aquello que en el momento presente no nos gusta y deseamos que sea de otra forma. El caso es que muchas personas creemos que es algo externo a nosotros lo que nos provoca insatisfacción. Otras personas, el trabajo, la sociedad, el gobierno, el clima, etc… Pero cuando entiendes que papel cumplen las creencias en nuestros resultados te aseguro que cambia completamente tu planteamiento y empiezas a ver el potencial que tienen las creencias, y lo más importante, la capacidad que tenemos para cambiar las cosas que no nos gustan sin necesidad de esperar a que algo ahí fuera actúe para que cambie.

Lo primero que debes sabe es que estamos gobernados por nuestro inconsciente, esa parte de nuestra mente a la que raras veces tenemos acceso. En el plano físico tomamos decisiones cada día sin analizarlas previamente, en piloto automático. En el plano emocional también, sentimos y nos emocionamos sin elegir previamente. Y en el plano mental sucede lo mismo, nuestros pensamientos se suceden sin que tengamos control sobre ellos. Es como si algo nos guiara por el camino de nuestra vida y no tuviéramos nosotros el control del destino. Es el inconsciente.

Las creencias son la materia prima de la actividad inconsciente. Y a esto conviene prestarle mucha atención porque condiciona nuestra vida de manera determinante. Me atrevo a asegurar que nuestros resultados en la vida vienen por el tipo de creencias que tenemos, es decir, dependiendo de lo que cada uno de nosotros tengamos programado a nivel mental inconsciente seremos felices o infelices. Esto tiene una explicación.
Nacemos prácticamente vírgenes a nivel mental, no tenemos condicionamientos, nadie nos ha dicho que está bien o está mal. Por eso los niños pequeños son tan atrevidos y curiosos. Pero a medida que crecemos vamos siendo condicionados por nuestro entorno más cercano, el cual nos va guiando indicándonos lo que está bien o mal, lo que es peligroso o tranquilo. Y así vamos creciendo mientras todos estos condicionamientos van formando nuestra interpretación del mundo. Cuando somos adultos cada uno de nosotros tenemos nuestras propias creencias y nadie nos ha permitido elegirlas. Nuestro entorno, (familia, amigos, profesores…) ha elegido por nosotros.

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Las creencias son convicciones acerca de lo que pensamos que es cierto para nosotros, pero que no tiene porqué serlo. Actúan como filtros en nuestro cerebro, de nuestra percepción del mundo. Depende del filtro (creencia), así procesaremos nuestras acciones. Ya hemos mencionado que se han creado en base a nuestras experiencias pasadas. Si no nos cuestionamos y cambiamos nuestras creencias, viviremos como otros nos han dicho que tenemos que vivir. Si no hacemos un esfuerzo por cambiar nuestra percepción del mundo y adaptarla a nuestros deseos, estaremos viviendo más en el pasado que en el presente. Si seguimos creyendo que hay cosas inamovibles no lograremos cambiarlas.

¿Te identificas con algunas de estas creencias?

  • La situación actual es difícil para todos, no puedo aspirar a hacer cambios en mi vida.
  • Hay que desconfiar de ciertas personas, cuando menos te lo esperas te traicionan.
  • Si no encuentro a una persona con la que compartir mi vida, acabaré solo y amargado.
  • Me ha tocado vivir así, no puedo hacer nada.
  • Si soy sincero la gente se sentirá molesta.
  • Nunca seré rico, estoy condenado a vivir toda la vida como un mileurista.
  • No soy bueno en esto, no he nacido con habilidades óptimas.

¿Cuál crees que será el resultado de una persona con estas creencias?, ¿Tendrá buenas relaciones?, ¿Vivirá con alegría y optimismo cada día de su vida?, ¿Cuándo tenga problemas sabrá encontrar una solución o por el contrario se frustrará?, ¿tendrá una vida económica próspera?

La verdadera clave sobre el cambio de creencias se basa en detectar lo que nos limita y cambiarlo hacia lo que nos potencia, teniendo claro para qué queremos cambiar esta creencia. Y esto nos lleva a definir bien nuestros objetivos. Si tenemos claros nuestros objetivos en la vida será mucho más fácil detectar el tipo de creencias que nos impide alcanzarlos. En cuanto notemos que nos bloqueamos, podremos cuestionar el tipo de pensamientos que pasan por nuestra mente y ahí estarán las creencias limitantes.

El siguiente es un ejemplo práctico de como puede influir una creencia limitante en la vida de una persona:

Luis pide ayuda debido a que ha detectado que la calidad de sus relaciones no es buena. No tiene muchos amigos y los pocos que tienes no se siente 100 % satisfecho con ellos. Además en su familia hay conflictos con algunos miembros. También nota que en el trabajo está aislado del resto, que sus compañeros quedan juntos para salir y a él no le avisan. Empieza a explorar su pasado y se da cuenta que sus padres han vivido el mismo patrón en cuanto a las relaciones. Empieza a recordar que le decían sus padres acerca de las personas. “Ten cuidado con los desconocidos”, “La gente es mala y como te confíes te harán daño”, “No te fíes de la gente que es demasiado amable”, “La gente es egoísta y solo le importa su propio interés”. Luis se da cuenta que el miedo de sus propios padres se lo han contagiado a él. Se da cuenta de que le da vergüenza conocer gente nueva y que cuando la conoce, le cuesta mucho abrirse y acaba por distanciarse. Luis puede elegir asumir que es así y que seguirá toda su vida siendo reservado, tímido y desconfiado. Pero elige cambiar sus creencias y empezar a pensar de otra manera.

¿Qué otras oportunidades se le pueden presentar a Luis cuando decida cambiar sus creencias limitantes?

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Te animo a que te cuestiones todo tu pasado y pidas ayuda si lo consideras necesario para cambiar tus creencias. Y sobre todo que te cuestiones muchas de las “verdades” que crees, y tomes conciencia si te están limitando para conseguir vivir la vida que deseas.

En próximos post compartiré contigo algunos métodos que he probado para identificar y cambiar mis creencias. En mi próximo ebook gratuito “50 hábitos probados que harán que tu vida evolucione en positivo”, hablaré también de algunos hábitos para cambiar creencias. Si quieres que te lo mande a tí directamente en cuanto lo termine envíame un emai, será gratuito para los que me lo solicitéis. Mientras tanto si quieres que te envíe información probada sobre algunos métodos para cambiar creencias puedes escribirme un email a hola@motivosyactitud.com o dejarme algún comentario.

Me despido con un fragmento del libro “Como ganar amigos e influir en los demás” de Dale Carnegie. Este texto me inspiró a creer firmemente en que nuestras creencias debemos elegirlas por nosotros mismos.

«Somos increíblemente incautos en la formación de nuestras creencias, pero nos vemos llenos de una ilícita pasión por ellas cuando alguien se propone privarnos de su compañía. Es evidente que lo que nos resulta caro no son las ideas mismas, sino nuestra estima personal, que se ve amenazada. Esa palabrita «mi» es la más importante en los asuntos humanos, y el comienzo de la sabiduría consiste en advertir todo su valor. Tiene la misma fuerza siempre, sea que se aplique a «mi» comida, «mi» perro, y «mi» casa, o a «mi» padre, «mi» patria, y «mi» Dios. Nos gusta seguir creyendo en lo que hemos llegado a aceptar como exacto, y el resentimiento que se despierta cuando alguien expresa duda acerca de cualquiera de nuestras presunciones nos lleva a buscar toda suerte de excusas para aferrarnos a ellas. El resultado es que la mayor parte de lo que llamamos razonamiento consiste en encontrar argumentos para seguir creyendo lo que ya creemos»

Elige cada día tu actitud. Hasta la próxima semana.

7 comentarios en «Tu bienestar pasa por detectar y cambiar tus creencias»

    • En resúmen, creo que no debemos aprender a aceptar consejos, sino a aceptar nuestra responsabilidad ante los consejos.
      Espero haberte ayudado. Un fuerte abrazo Paola

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  1. A mi me pasa ultimamente que no quiero aceptar los consejos de la gente, es como que me entran por un oído y me salen por el otro, mientras que pienso «bah, esta persona no sabe lo que es ser como yo, ¿por que está tan segura de que sus consejos me van a servir en mi situación?». A lo cual incluso una persona reaccionó diciendome «te jodes entonces».

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    • Analicé un poco mis reticencias a aceptar consejos, y creo que se debe a que en el pasado he aceptado consejos que no me han traidon resultados insatisfactorios, y he albergado bronca hacia las personas que me los han brindad.
      Ahora bien, por esa actitud puede que esté pasando por alto buenos consejos en la actualidad, ¿que hacer entonces para saber discernir que consejos me resultarían mas beneficiosos? Y sobre todo, si sigo un consejo y resulta no ser beneficioso, ¿como evitar ese sentimiento de bronca hacia la persona que me lo dio?

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      • Si sentimos bronca hacia una persona que nos dió un concepto equivocado, debemos preguntarnos quien es «responsable» de aceptar y utilizar ese consejo. En última instancia comos nosotros los que elegimos. La vida nos pone a personas influyentes alrededor nuestro, pero su influencia no llega más allá de nuestra capacidad para decidir. Siempre se puede perdonar a la persona que nos dió un consejo equivocado, y perdonarnos a nosotros mismos.

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    • En mi opinión, tenemos que se capaces de escuchar los consejos ajenos, pero escucharlos de verdad, con interés y curiosidad ante la posibilidad de que nos aporten mejora. Pero a la misma vez debemos dilucidar si ese consejo resuena con nosotros y nos podría ser útil, y entonces tomarlo o de lo contrario dejarlo marchar sin necesidad de rechazarlo ni prejuzgar a la persona que nos lo dió.
      Un abrazo.

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