Tu productividad depende de tu enfoque

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Reconócelo, a todos nos pasa. Tienes la sensación de que pasan las horas y has hecho muy poco para aprovecharlas. No parece complicado sacar adelante las tareas de tu vida pero no hay forma de hacerlo. Pasa una hora y no has hecho nada, pasan dos y has hecho muy poco. Si pudieras aprovechar al máximo tu tiempo y obtener de él un gran rendimiento en tu vida habría más valor y satisfacción. Imagina las cosas que podrías hacer y los beneficios que podrías obtener si fueras altamente productivo/a. Son muchos los motivos que afectan a la productividad de una persona, y en este post voy a hablarte del que para mí es el más importante, tu capacidad de enfocarte.

El enfoque no es otra cosa que la capacidad que tienes de mantenerte centrado en una sola cosa durante un espacio de tiempo determinado. Es muy parecido a la atención o a la concentración pero con el matiz de dirigirla a una actividad determinada. Imagina que estás en una sala sin luz y tienes una linterna encendida. Donde alumbres con la linterna es tu capacidad de enfoque, y lo que veas con la luz de la linterna es esa actividad o tarea en la que te estás enfocando. Pero la realidad es bien distinta. Metafóricamente, en una realidad sin capacidad de enfoque la linterna ilumina con más amplitud y en esta amplitud entran diferentes actividades que se mezclan unas con otras; además la linterna no la controlas tú directamente, la controla tu subconsciente y este va a 1.000 por hora cambiando la trayectoria de la linterna constantemente y enfocando otras zonas de la sala donde aparecen más tareas y preocupaciones; y además esta linterna tiene las pilas descargadas por lo que la luz que emite es de baja intensidad y le cuesta iluminar con claridad.

Metáforas a parte, la realidad de nuestra productividad es muy similar. Falta de claridad y de concreción sobre lo que queremos atajar, un montón de distracciones que nos desvían de la tarea principal, y un nivel de energía física y mental bajo. Y como siempre, la consecuencias que obtenemos no son las que deseamos, el resultado nos frustra y nos desgasta a nivel físico y mental. La capacidad de enfoque es algo que debemos de entrenar y poner en práctica porque no nos enseñan a estar enfocados ni venimos al mundo con esta habilidad en los genes. Al contrario, en nuestro entorno existen tal cantidad de estímulos y distracciones desde que nacemos que cuando nos plantemos enfocarnos estamos experimentando algo totalmente desconocido para nuestro cerebro.

Lo primero que debemos aprender para mantenernos enfocados es a no caer en las tentaciones. Debemos ser capaces de detectar cuando algo me está desviando de mi actividad principal. Inicialmente bastará con darse cuenta aunque al final acabes sucumbiendo a la tentación. Pero al darte cuenta estás creando un aviso a nivel mental de que te has dado cuenta, y hoy has podido ser débil pero las próximas ocasiones vas a ser tú quien decida primero. Existen numerosas tentaciones y distracciones: internet, preocupaciones, conversaciones inesperadas, comida, curiosidades… Te sugiero que saques esto de tu cabeza en cuanto seas consciente de que aparece. Escríbelo en un papel. Al escribirlo le estás mandando un mensaje a tu cerebro de que en otro momento atenderás a eso, pero que ahora estás centrado en otra cosa.

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A veces, tenemos que ir a un nivel de autoexigencia superior y forzarnos a no caer en las tentaciones. Cuenta la historia que Alejandro Magno, al desembarcar en la costa de Fenicia para librar una batalla crucial, mandó quemar las naves (los barcos) en las que habían llegado a puerto. El objetivo era que sus hombres no sucumbieran a la tentación de retroceder y huir y no tuvieran más remedio que luchar. A veces en nuestras vidas, nos tocará quemar las naves para mantenernos enfocados. Apagar el teléfono, desconecta internet, avisa que no te interrumpan, en definitiva, tomar medidas drásticas que impidan que si incoscientemente queremos distraernos, no podamos debido a que hemos puesto límites para caer en la distracción.

Pero es necesario que establezcamos un tiempo para mantenernos enfocados. No somos máquinas que pueden producir de la misma forma y sin pausa durante horas. Parar cada cierto tiempo es necesario y es entonces cuando podemos tomarnos un respiro y distraernos. La capacidad de enfoque es eficaz si se temporaliza, de lo contrario no funcionará. Planifica el tiempo que vas a dedicar a la tareas en cuestión, y mentalízate que mientras te encuentres dentro de ese espacio de tiempo decidido, solo tienes un objetivo: dedicar toda tu energía en esa tarea. Y al pasar el tiempo estimado, podrás hacer otras cosas menos importantes y también gratificantes. Necesitamos distraernos en otras cuestiones como medida de descanso y recarga de energía. Tómate un merecido descanso y prémiate por haber mantenido el foco. Si la tarea a implementar va a durar 1 hora, tómate 10 minutos de desconexión.

Para terminar, y para entender mejor a las tentaciones, debes saber que todos tenemos un autosaboteador dentro. El autosaboteador es el protagonista de las distracciones y su única misión es estar cómodo y no caer en complicaciones innecesarias para él. Está gobernado por nuestro cerebro reptiliano que es el cerebro responsable de nuestra supervivencia. Es decir, al autosaboteador lo unico que le preocupa es que tú estés vivo y solo quiere que hagas cosas que te mantengan vivo, cosas sencillas que no requieren esfuerzo extra. No entiende de ambiciones ni sueños porque eso conlleva riesgo y eso se aleja de la tranquilidad de mantenerse vivo. Si lo piensas solo quiere que estés bien, pero a su manera. Por eso es importante que lo mantengas a raya y sepamos entrenar la capacidad de enfoque, para lograr que sea esta parte la que gobierne y no la parte autosaboteadora.

En futuros posts hablaré de esta parte que habita en todos nosotros que es el autosaboteador. Mientras tanto me encantará saber como te identificas con la capacidad de enfoque y con las tentaciones. Gracias por leerme y hasta pronto.

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